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martes, 11 de enero de 2011

El año de los continentes


En los primeros post del blog trataba de diferenciar el medio ambiente urbano, al que denomino islas, del resto, continentes. Esos continentes están constituidos, fundamentalmente, por bosques o, al menos, superficies arboladas.

Se distinguen bosques primarios y secundarios. Los bosques secundarios son áreas forestales regeneradas tras la destrucción de un bosque primigenio y aun no han alcanzado la biodiversidad y desarrollo del bosque inicial. Es frecuente encontrar estas situaciones en áreas tropicales, puesto que en esas condiciones climáticas el desarrollo vegetal es muy rápido. Recuerdo un bosque tropical lluvioso en Costa Rica que si no me comentan que hasta hacía unos 50 años era una hacienda cafetera hubiera creído que se trataba de un bosque primario. Se estima que sólo el 36% de los bosques son primarios.
Selva tropical húmeda (rainforest). Bosque primario. Venezuela

Selva tropical húmeda (rainforest). Bosque secundario. Costa Rica
Un bosque desarrolla funciones de producción, de protección ambiental, de conservación de la diversidad biológica y de regulación del ciclo hidrológico. La deforestación por acción humana (antrópica) o por causas naturales, conduce a la desaparición de esas funciones, provoca erosión y pueden desencadenarse procesos de desertificación. La deforestación es responsable del 20% de las emisiones mundiales de CO2 y anualmente se pierden unos 13 millones de Ha, muchas de ellas irrecuperables.

Las presiones más acuciantes a las que está sometidos los bosques se relacionan con el cambio climático, la situación económica y la población mundial. De hecho, el incremento de población (se estima que ya somos unos 7.000 millones) y las migraciones (hacia las ciudades abandonando el espacio rural, refugiados por conflictos sociales o refugiados ambientales) suponen los riesgos más amenazantes a las masas forestales.

A nivel mundial los bosques ocupan casi un tercio de las tierras emergidas, soportan más del 80% de la biodiversidad terrestre, en los bosques habitan más de 300 millones de personas y dependen de ellos más de 1600 millones, a pesar de que sólo un 30% tienen aprovechamiento, maderero o no.

En cuanto a España el último Inventario Forestal Nacional, elaborado en 2007, pone de manifiesto que la superficie forestal española es el 30% del total nacional, ocupamos el cuarto lugar de los países europeos en cuanto a recursos forestales tras Suecia, Finlandia y Francia. El 25% de los bosques españoles poseen alguna figura de protección.

Mapa forestal de España (Fuente: FAO)

En 2006 la ONU decidió que el año 2011 fuese declarado Año Internacional de los Bosques para sensibilizar a la población mundial sobre la gestión, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques. Numerosos países ya han programado y propuesto acciones, actividades e iniciativas de muy diferentes índoles.


Banner anunciado el Año Internacional de los Bosques en: http://www.un.org/en/events/iyof2011/index.shtml

Pues sí, España no aparece en ese listado. Una vez más somos el país de la pancarta y la pandereta.

sábado, 8 de enero de 2011

Ojos que no ven

Uno no vale para sustos, lo que ocurre es que estos son a diario. En los últimos días se llama dioxina y es repetitivo. Lo malo es que esta palabra no es específica de ovinos, porcinos, aves, acuicultura o derivados y sí tiene un común denominador, el alimento de aquellos y, curiosamente por lo general, un origen en el norte de Europa.

Las dioxinas son compuestos químicos que se originan como residuo de procesos industriales: fundición, fabricación de papel, herbicidas y plaguicidas; por incineración incompleta de residuos sólidos y hospitalarios y también de origen natural como consecuencia de erupciones volcánicas o incendios forestales, siempre y cuando estos últimos no sean antrópicos.

Las dioxinas se distribuyen mundialmente como contaminación difusa localizándose en cualquier medio aunque principalmente en suelos y sedimentos. Tienen una persistencia en el organismo de entre 7 y 11 años y son la causa de multitud de enfermedades, entre ellas cáncer, aunque sólo el 7% de las dioxinas conocidas tienen especial peligrosidad. Se concentran en el tejido adiposo y en mayor cantidad a medida que ascendemos en la pirámide nutricional.

El último caso conocido ha sido en Alemania, formando parte de piensos para animales (a sabiendas puesto que en la fabricación de ellos se utilizaron grasas etiquetadas como no comestibles) y ha provocado, hasta el momento el cierre de granjas, la inmovilización de huevos y el sacrificio de miles de animales destinados a la alimentación humana.

La fabricación de piensos para la alimentación industrial de animales no goza de buena prensa, ha habido problemas con acuicultura en los Estados Unidos, en Europa un aditivo alimentario contaminado con plaguicida que contenía dioxina y procedente de Brasil, animales y derivados (leche, huevos) en Bélgica en diferentes años, leche contaminada en Alemania, aves y huevos contaminados en Estados Unidos. Sin olvidar la encefalopatía espongiforme bovina de triste recuerdo y cuyo origen, si bien no era la presencia de dioxinas, si piensos que contenían priones procedentes de cadáveres de otros animales, o la presencia de clembuterol en animales de diversas granjas en España.

Estamos expuestos a nosotros mismos. Somos muchos, necesitamos comer, que los alimentos cuesten poco producirlos y dejen elevados beneficios, sobretodo en tiempos de crisis. En una época de a tiempo real, poco importa que puedan existir consecuencias sobre nuestra salud y la de nuestro planeta a medio plazo, vivimos el momento y no nos preocupa el minuto siguiente, porque a nosotros no nos va a pasar nada, eso es a otros.

Ganadería extensiva en Extremadura