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SEGUIR Mi viaje a Itaca

domingo, 7 de agosto de 2011

Tiempos modernos

Nos ha tocado en suerte, al menos eso creo hace ya mucho tiempo, disfrutar de momentos de transición. El ser humano es inquieto por naturaleza, siempre en movimiento; mental en busca de respuestas, físico de oportunidades. Esos movimientos logran cambios y son aceptados, o tomados como tal, aquellos que realmente suponen avances en el ser humano, ya sean ideológicos o migratorios.


Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo. Badajoz


Nunca descansamos, siempre en constante movimiento. Acompañamos al tiempo, jamás nos detenemos ni somos lúcidos de estar inmersos en una etapa crucial. Nuestros antepasados que habitaron en la época de esplendor del Imperio Romano, Renacimiento, Edad de Oro, no fueron conscientes ni del momento en que vivieron ni de lo que supuso para el desarrollo de la humanidad. Sólo desde la distancia lo somos.

Palacio de Congresos. Badajoz


Vivimos a tiempo real, el desarrollo de la informática nos permite estar interconectados al momento; este blog, las redes sociales, la web. Son herramientas que llenan nuestro equipaje hacia Itaca. Es en sí la esencia, no importa donde estemos sabemos que estamos porque otros tienen las herramientas y nos leen, saben de nosotros y nosotros de ellos.

Y mientras, continuamos avanzando; física y mentalmente.

martes, 7 de junio de 2011

Turismo

Entramos de cabeza en la época del año, por excelencia, de vacaciones y hoy día es sinónimo de desplazarse hacia otros lugares.

Uno de los principales logros sociales en materia laboral, según mi criterio, es el de disfrutar de vacaciones remuneradas. Es muy saludable para la psique el desconectar durante un determinado espacio de tiempo de las rutinas. Claro que sustituimos unas por otras y en determinados momentos hasta podemos añorar las primeras.

Qué nos hace disfrutar nuestro descanso vacacional realizando unas u otras rutinas? Hoy día la facilidad y rapidez para desplazarse ha supuesto que, a no ser que seamos muy exóticos, podemos desayunar en Europa y contemplar la puesta de sol en el Pacífico Austral degustando con los amigos un insuperable cordero magallánico en la Asociación de Ganaderos de Punta Arenas en la misma jornada. La compañía casi lo es todo.

Cordero magallánico. Punta Arenas. Chile
También el contemplar in vivo aquellos lugares, espacios y obras de arte que estudiábamos en el colegio, vimos en cine o televisión, leímos o escuchamos en el relato de escritores o viajeros.

Esa facilidad para desplazarnos a lugares ultramarinos y exóticos no está sólo a nuestro alcance, sino al de muchos y muchos. El ser humano tiene tendencia a la aventura, unos de a pelo y otros de a 5 estrellas; ya no estamos cómodos en casa, necesitamos mirar otros sitios, y como miramos no asimilamos y necesitamos artilugios que nos recuerden dónde fuimos y dónde estuvimos.

Calle Stradun. Dubrovnik. Croacia

Playa de La Antilla. Huelva. España
El viajero tomaba notas, cambiaba impresiones con el lugareño, bebía su agua y comía su rancho. Para el viajero no existía el tiempo puesto que lo dominaba y jugaba con él a su antojo. En cada plaza era rodeado de niños y mayores y se sentía el rey mientras narraba sus experiencias. Eran etapas hacia Itaca en las que para alcanzar una debía haber experimentado la anterior.

Plaza de San Marcos. Venecia. Italia

Valle del Taurito. Gran Canaria. España
Hoy somos dependientes del tiempo, no somos viajeros sino visitantes. Salimos de casa con artilugios y entre ellos destacan reloj y móvil. Buscamos cobertura en los lugares más recónditos y necesitamos wifi en los vestigios de Roma para seguir comunicándonos con los nuestros. Bebemos agua embotellada y nos alimentamos con comida internacional.Y al final del día, si las fuerzas nos acompañan, maldecimos la hora en que decidimos ir a un sitio donde la cerveza no está fría, el camarero no nos entiende, la comida es asquerosa y la cama blanda.

Vía de los Curetos. Efeso. Turquía