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lunes, 28 de febrero de 2011

Invierno

Es frecuente leer, en blogs de fotografía, que el fotógrafo de la naturaleza desea con anhelo la llegada del buen tiempo para salir al campo y realizar espectaculares fotos de paisajes, flores y algún que otro  animal e incluso insectos.

Nuestro invierno es húmedo y frío aunque los días claros y despejados dejan una luz y una atmósfera que particularmente me gustan.

Los días nubosos permiten disfrutar terribles oscuridades y fantasmagóricos reflejos y las luces, imposibles de someter, juegan con nosotros al igual que el viento. 

Nubes sobre el pantano de Alqueva, Alentejo. Portugal
Lluvia, Azuaga, Extremadura. España

Los despejados nos permiten admirar cómo va aflorando la biodiversidad y los culivos de invierno.

Cereales de invierno, La Roca de la Sierra, Extremadura. España
Cereales de invierno, Valverde de Leganés. España
Mientras, sin ruido, van apareciendo las primeras flores del año, efímeras pero convencidas de que al fin despertará la primavera.

Almendros en flor, Villanueva del Fresno, Extremadura. España
Tan convencidas como éste olivo que vive y cree en cada inicio de primavera para que puedan despuntar sus flores.

Olivo milenario, Monsaraz, Alentejo. Portugal
El interior del suroeste de la Península Ibérica, de inviernos suaves moderadamente lluviosos y días alternantes de luz y oscuridad, marca la retina y la escasa biodiversidad visible se mantiene agazapada esperando con ansias la primavera cual fotógrafo encerrado en su cuarto oscuro.

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