Entramos de cabeza en la época del año, por excelencia, de vacaciones y hoy día es sinónimo de desplazarse hacia otros lugares.
Uno de los principales logros sociales en materia laboral, según mi criterio, es el de disfrutar de vacaciones remuneradas. Es muy saludable para la psique el desconectar durante un determinado espacio de tiempo de las rutinas. Claro que sustituimos unas por otras y en determinados momentos hasta podemos añorar las primeras.
Qué nos hace disfrutar nuestro descanso vacacional realizando unas u otras rutinas? Hoy día la facilidad y rapidez para desplazarse ha supuesto que, a no ser que seamos muy exóticos, podemos desayunar en Europa y contemplar la puesta de sol en el Pacífico Austral degustando con los amigos un insuperable cordero magallánico en la Asociación de Ganaderos de Punta Arenas en la misma jornada. La compañía casi lo es todo.
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Cordero magallánico. Punta Arenas. Chile |
También el contemplar
in vivo aquellos lugares, espacios y obras de arte que estudiábamos en el colegio, vimos en cine o televisión, leímos o escuchamos en el relato de escritores o viajeros.
Esa facilidad para desplazarnos a lugares ultramarinos y exóticos no está sólo a nuestro alcance, sino al de muchos y muchos. El ser humano tiene tendencia a la aventura, unos de a pelo y otros de a 5 estrellas; ya no estamos cómodos en casa, necesitamos mirar otros sitios, y como miramos no asimilamos y necesitamos artilugios que nos recuerden dónde fuimos y dónde estuvimos.
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Calle Stradun. Dubrovnik. Croacia |
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Playa de La Antilla. Huelva. España |
El viajero tomaba notas, cambiaba impresiones con el lugareño, bebía su agua y comía su rancho. Para el viajero no existía el tiempo puesto que lo dominaba y jugaba con él a su antojo. En cada plaza era rodeado de niños y mayores y se sentía el rey mientras narraba sus experiencias. Eran etapas hacia Itaca en las que para alcanzar una debía haber experimentado la anterior.
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Plaza de San Marcos. Venecia. Italia |
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Valle del Taurito. Gran Canaria. España |
Hoy somos dependientes del tiempo, no somos viajeros sino visitantes. Salimos de casa con artilugios y entre ellos destacan reloj y móvil. Buscamos cobertura en los lugares más recónditos y necesitamos wifi en los vestigios de Roma para seguir comunicándonos con los nuestros. Bebemos agua embotellada y nos alimentamos con comida internacional.Y al final del día, si las fuerzas nos acompañan, maldecimos la hora en que decidimos ir a un sitio donde la cerveza no está fría, el camarero no nos entiende, la comida es asquerosa y la cama blanda.
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Vía de los Curetos. Efeso. Turquía |
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